lunes, 12 de noviembre de 2018

PULPO SIN AGUA EN OLLA EXPRÉS


El otro día fui a la pescadería y me entró por los ojos un pulpo que decía cómeme. Así que lo compré pensando en comprobar una receta que hacía tiempo me había llamado la atención; no era otra que la de cocer el pulpo sin nada de agua. Además de que me parecía muy fácil, también resultaba nutricionalmente más completa ya que no se perdían diluyéndose en el agua algunos de los nutrientes del pulpo. Además el pulpo sale en su punto pese lo que pese, ya que la olla tardará en coger temperatura en función de lo que tenga dentro.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que para que el pulpo no salga duro ha tenido que ser congelado primero (deberá estar limpio). En mi caso lo tuve día y medio en el congelador; no hace falta que esté mucho tiempo congelado ya que es en el proceso de congelación-descongelación donde se rompen las fibras que le hacen estar más tierno. Para descongelarlo, lo sacaremos al frigorífico un día antes. Es importante que lo metamos en un bol porque soltará bastante agua.

Podemos meter las patatas en la olla para que se cuezan con el agua que suelte el pulpo y así tengan más sabor; lo único es hay que tener en cuenta es que cogen un color moradito. Yo así lo hice y me gustó mucho el resultado.

Ni se os ocurra tirar el agua que suelte el pulpo; si es ese momento no le vais a dar uso se puede congelar para el día que hagáis un buen arroz con marisco o una sopa de pescado.

PULPO SIN AGUA EN OLLA EXPRÉS

*INGREDIENTES:

. un pulpo limpio descongelado (el mío de algo menos de 3 kilos)
. patatas lavadas y partidas por la mitad con piel
. un chorro de aceite de oliva virgen
. escamas de sal

*PREPARACIÓN:

1. Metemos el pulpo y las patatas en la olla exprés y la ponemos al fuego en el máximo.

2. Cuando empiece a pitar, ponemos la válvula, bajamos la temperatura a  fuego medio y contamos 20 minutos.

3. Pasado el tiempo, apartamos la olla exprés y esperamos que baje la presión.

4. Repartimos en los platos, troceamos, echamos unas escamas de sal y un buen chorro de aceite y ¡a comer!



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